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Posicionamiento de la CSA frente a las negociaciones sobre cambio climático en la COP 26

La Conferación Sindical de Trabajadores y Trabajadores de las Américas, CSA, refuerza su postura frente a las negociaciones que se estan dando respecto al cambio climático en la COP 26 a partir de este domingo 31 de octubre.

La pandemia ha evidenciado el fracaso de las políticas neoliberales. Desnudó muchas
consecuencias negativas en materia de desigualdad, protección social y justicia social.
La crisis y los impactos de la pandemia deben servir para colocar como prioridades las
grandes amenazas a la vida que implica la crisis ambiental y reforzar el carácter
transversal de esta disputa por el modelo de producción y consumo. Esta situación nos
ofrece una razón más para modificar la relación con la naturaleza.

Las consecuencias de la pandemia en términos de empleo, caída del producto y
profundización de la desigualdad no tiene precedentes. La afectación en términos de
empleo es más profunda para aquellos trabajadores y trabajadoras por cuenta propia
en condiciones de informalidad. Se trata de un estrato sumamente significativo y amplio
del mercado laboral de la región sin acceso a protección social, servicios públicos, salud,
educación, vivienda digna, excluido de derechos laborales, negociación colectiva y al
margen de la organización sindical. Este sector de la clase trabajadora atraviesa esta
crisis con privaciones aún mayores que afectan el derecho a la vida y a la alimentación.
La exposición de estos trabajadores y trabajadoras a la crisis ambiental es aún mayor.

Los planes de recuperación planteados, así como los actuales compromisos resultan
insuficientes para impulsar la transición hacia una economía diferente, social y
ambientalmente sustentable. El multilateralismo ha avanzado en compromisos formales
escritos pero que aún se muestran deficientes, sin mecanismos efectivos que aseguren
la obligatoriedad de los acuerdos. El Acuerdo de Paris fue un logro importante al incluir
en el preámbulo la demanda de trabajadores/as y movimientos sociales: la transición
justa. Sin embargo, las propuestas que están avanzando para una transición y para la
mitigación y adaptación no cumplen estos principios.

Por último, debemos recordar la relación que existe entre los retrocesos y ataques a la
democracia y el ambiente, de los que el gobierno genocida y negacionista de Jair
Bolsonaro es fiel representante. Estos ataques representan una amenaza para la clase
trabajadora que no se limitan a Brasil e impactan regional e internacionalmente.

Cambios estructurales para problemas estructurales

En la región de las Américas, en particular en América Latina y el Caribe la clase
trabajadora está en la primera línea de afectadas/os por la crisis sanitaria, social y del
empleo desatada por la pandemia.

La clase trabajadora también está en la primera línea de afectadas/os por las
consecuencias de la crisis ambiental y climática. La forma en que la crisis ambiental
afecta a la clase trabajadora está asociada a las vulnerabilidades preexistentes producto
de la desigualdad, la opresión y la discriminación. Por eso es necesario visibilizar la
situación y mayor impacto de la crisis ambiental en trabajadoras mujeres,
trabajadores/as afrodescendientes, Pueblos Indígenas, migrantes y LGBTIQ+.

Desde su fundación como CSA, el sindicalismo de las Américas ha planteado la necesidad
de repensar el modelo de desarrollo. La propuesta de desarrollo sustentable con justicia
social de la CSA implica disputar el orden económico dominante, la mercantilización y
financierización de los bienes comunes y las desigualdades que cimentan el sistema.
Hoy, a la luz del reciente Informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el
Cambio Climático (IPCC) la demanda sindical por cambios estructurales en la base de la
economía se convierte en urgente e imprescindible.

El informe del IPCC es claro en el planteo que los cambios son necesarios si se quiere
evitar los peores impactos y la profundización de la crisis ambiental y advierte que queda
poco tiempo para evitar que el aumento del promedio de temperatura global sea
irreversible. Consideramos que esos cambios necesarios deben apuntar a las causas
estructurales de la crisis, de lo contrario continuarán reproduciendo las peores
consecuencias de la misma.

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