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OBJETIVOS DEL EMTD EN SOBRE MIGRACIONES Y LIBERTAD DE CIRCULACIÓN DE LOS TRABAJADORES EN EL MERCOSUR

El orden internacional contemporáneo sustentado en la idea de acceso a mercados en materia de bienes y servicios, se opone categóricamente, a la libertad de circulación de personas. La preocupación de los países desarrollados por los índices de desplazamientos de población por cuestiones laborales suele estar escindida de la preocupación por los movimientos del capital. Hombres y mujeres toman la decisión dramática de abandonar su hábitat, su lugar, sus familias, sus raíces, en última instancia en forma individual, pero en un marco de condicionantes sociales coactivos. La emigración tiene su raíz en la falta de horizonte, la pobreza, la marginalidad y el padecimiento en su lugar de origen. El capital no busca a su generador de riquezas –el hombre-, su localización tiene otros fundamentos. Por reiterada que fuera esta premisa, sigue siendo necesaria remarcarla: el hombre seguirá migrando hacia los espacios donde se garantice su subsistencia.

En primer lugar, resulta necesario describir que las migraciones son en general, analizadas bajo una perspectiva legalista, a través de la óptica de la regularización de migrantes, y casi nunca se estudia desde una óptica integral, de los procesos complejos que implica la desafiliación primigenia que sufre el migrante al abandonar su lugar de origen y del entramado que nuclea los derechos civiles, políticos, sociales, y culturales de los cuales son privados. El proceso de “desafiliación” tiene amplios impactos para la dinámica social, con enormes repercusiones en la vida familiar y debilitamiento del lazo social. El migrante ve imposibilitada su capacidad de construir identidades colectivas, que implican el reconocimiento de los otros, de lo diverso, en espacios comunes necesarios para enriquecer la individualidad, incorporando valores y normas que favorecen la producción y reproducción de los individuos. Un abordaje integral de dicha problemática implica comprender y evitar la pérdida paulatina de las capacidades de las personas de construir su identidad. Los inmigrantes sufren una pérdida cualitativa de ciudadanía a partir del no acceso a los derechos civiles y políticos y la cancelación de los derechos sociales. La centralidad que adquiere la problemática de la ilegalidad pone de relieve los obstáculos de las fronteras –aún en términos de Estado –Nación- y deja en una segunda instancia el verdadero vejamen que sufre el inmigrante en términos de pérdida de identidad, ciudadanía y su carácter de trabajador, en definitiva un individuo portador de derechos.

Argentina es históricamente un país receptor de inmigrantes. Antaño de países europeos, y actualmente de países limítrofes; sin embargo, sigue siendo una asignatura pendiente en lo que refiere a la integración identitaria del trabajador/a migrante, fortaleciendo los lazos entre las organizaciones de las comunidades de origen y las organizaciones sindicales; así como la promoción de los Convenios internacionales en materia de migrantes y los derechos fundamentales.

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Ver presentación de Migraciones y Libre Circulación 22 de Julio 2011